La luz reunida O Dispersa Iluminando las Tinieblas? La visión Del Reino de Dios
1. Error central: Convertir el congregarse en el propósito y no en el medio
El sistema religioso comete un grave desvío cuando absolutiza la reunión y la convierte en el objetivo final de la vida cristiana. Bíblicamente, congregarse nunca fue el fin, sino un medio de edificación para la misión.
Base bíblica correcta del congregarse:
“No dejando de congregarnos… antes exhortándonos” (Hebreos 10:25). Este texto define claramente el propósito: exhortación, fortalecimiento y perseverancia, no encierro ni sustitución de la misión.
Contraste con el mandato de Jesús:
“Pero recibiréis poder… y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8).
Cuando el congregarse se vuelve un fin:
Se mide la fidelidad por asistencia, no por fruto.
Se forma consumidores de cultos, no discípulos enviados.
Se sustituye la obediencia misional por actividad interna.
2. Omisión estratégica: Jerusalén sin Judea, Judea sin Samaria, y nunca el fin de la tierra
Jesús estableció un modelo progresivo e integral, no selectivo. El sistema religioso suele quedarse cómodamente en “Jerusalén” (lo conocido, lo propio, lo seguro) y omitir lo demás.
Jerusalén: lo cómodo y familiar
Representa la congregación local, el círculo cercano.
Error: convertir Jerusalén en destino final.
Resultado: estancamiento espiritual.
Contraste bíblico:
“Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó” (Hechos 11:21) — ocurre cuando la Iglesia sale de Jerusalén.
Judea: expansión regional
Implica cruzar límites organizacionales y territoriales.
Error del sistema: falta de visión y temor a perder control.
Resultado: iglesias cerradas en sí mismas.
Samaria: lo incómodo y rechazado
Simboliza culturas, personas y contextos despreciados.
Error: exclusivismo doctrinal o cultural.
Resultado: un evangelio selectivo.
Contraste bíblico:
“Los que habían sido esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hechos 8:4). La persecución fue usada por Dios para romper el encierro religioso.
Hasta lo último de la tierra: visión global
Es la dimensión eterna del Reino.
Error: delegar la misión solo a “misioneros”.
Resultado: una Iglesia espectadora del avance del Reino.
Contraste bíblico:
“Id, y haced discípulos a todas las naciones” (Mateo 28:19).
3. El sistema religioso protege estructuras; el Reino de Dios impulsa obediencia
El sistema religioso prioriza:
Programas sobre personas.
Control sobre envío.
Mantenimiento sobre multiplicación.
El Reino de Dios prioriza:
Discípulos que hacen discípulos.
Iglesias que se multiplican, no que se centralizan.
Presencia del Espíritu, no dependencia del edificio.
Base bíblica del contraste:
“El Reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder” (1 Corintios 4:20).
“No somos muchos maestros” (Santiago 3:1) — el Reino no se concentra en una élite.
La Iglesia del libro de Hechos creció cuando fue forzada a salir, no cuando se acomodó (Hechos 8:1).
Conclusión teológica y pastoral
Congregarse sin misión produce religión.
Misión sin congregación produce desorden.
El diseño de Dios es congregación para envío.
La Iglesia se reúne para ser equipada, pero se dispersa para manifestar el Reino. Cuando se elimina Judea, Samaria y el fin de la tierra, la Iglesia deja de ser apostólica y se vuelve institucional.
Declaración final bíblica:
“Como el Padre me envió, así yo os envío” (Juan 20:21).
La fidelidad al Reino no se mide por cuántos asisten, sino por cuántos son enviados y viven como testigos de Cristo en el mundo.
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